Temperatura en oficinas: cómo afecta a la productividad de los empleados y cómo controlarla
Temperatura en oficinas: cómo afecta a la productividad de los empleados y cómo controlarla

Temperatura en oficinas: cómo afecta a la productividad de los empleados y cómo controlarla

Descubre cómo la temperatura en la oficina afecta a la salud de los empleados y cuáles son las normativas que debes cumplir. Conoce las mejores prácticas para crear un ambiente de trabajo óptimo y una estrategia de temperatura sostenible para todos.

La temperatura de la oficina es, probablemente, uno de los puntos de conflicto más recurrente entre trabajadores, sobre todo cuando llega el verano y el aire acondicionado se vuelve imprescindible para trabajar en un ambiente adecuado.

Como veremos a lo largo de este artículo, una temperatura adecuada en el lugar de trabajo no sólo afecta al bienestar de los empleados, es también un factor de productividad más. Vamos a analizar lo que dice la ley al respecto y explicar el concepto de confort térmico, que hace que todos tengamos necesidades diferentes en este sentido.

Además, la correcta gestión de la temperatura en el centro de trabajo es también una cuestión económica y de sostenibilidad que hay que tener muy en cuenta. CF Arquitectura Interior es especialista en sistemas de climatización para oficinas y el asesor ideal si está pensando en cambiar o mejorar la climatización de su oficina. No dude en ponerse en contacto con nosotros y consultarnos sin compromiso.

Lo que dice la normativa sobre la temperatura en la oficina

Las condiciones ambientales de las oficinas y lugares de trabajo están reguladas en España por el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios), aprobado el 20 de julio de 2007 por el Real Decreto 1027/2007.

El RITE establece las condiciones que deben cumplir las instalaciones destinadas a atender la demanda de bienestar térmico e higiene a través de equipos y sistemas de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria, para conseguir un uso racional de la energía.

El RITE en su actualización de 2009 (Real Decreto 1826/2009), fija la temperatura del aire acondicionado en las oficinas en un mínimo de 26ºC y con una humedad relativa de entre 30 y 70 %. La norma concreta que en verano debemos estar entre 23 a 25ºC con una humedad entre 45 y 60 % y en invierno entre 21 y 23ºC con una humedad entre 40 y 50%.

No hay que confundir esta normativa con el Real Decreto Ley de 2022 que establecía temperaturas más estrictas dentro del plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización con motivo de los altos precios de la electricidad. Dicha ley estuvo en vigor hasta septiembre de 2023, por lo que pasada dicha fecha se ha vuelto al texto en vigor desde 2009, que es el que se aplica actualmente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, recomienda que la temperatura para trabajar en espacios cerrados se sitúe entre los 18 y 24ºC, un rango mucho más ajustado que el que marca la legislación española. Sin embargo, se trata únicamente de una recomendación sin valor vinculante.

Cómo impacta la temperatura en la productividad de los empleados, así como en su salud

Lo cierto es que la temperatura en la oficina es mucho más que un número o una sensación de frío y calor. Se han elaborado multitud de estudios que analizan cómo la temperatura en el lugar de trabajo no sólo afecta a la salud y el bienestar de los trabajadores sino también a su productividad.

Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Cornell dictaminó que los empleados que trabajaban con una temperatura media de 23ºC eran un 15% más productivos que el grupo que trabajaba con una temperatura de 20ºC. En ese sentido, podemos decir que cada grado cuenta.

No se trata, por supuesto, de un tema únicamente de productividad. La salud es también una parte estrechamente relacionada con la temperatura. En una oficina es poco frecuente estar expuesto a temperaturas extremas, ya sean muy altas o muy bajas, como sí puede suceder en trabajos en el exterior. Así, los problemas más comunes relacionados con las temperaturas inadecuadas en la oficina suelen ser de menor gravedad, pero no por ello despreciables. Podemos destacar los siguientes:

  • Fatiga
  • Estrés térmico: se trata de un umbral que cuantifica el exceso de calor que acumula un cuerpo sometido a temperaturas elevadas
  • Deshidratación: aquí afecta no sólo la temperatura, también la humedad de las oficinas

El concepto de confort térmico: factores individuales a tener en cuenta

La teoría ya la hemos visto, pero la práctica suele ser diferente. ¿Cómo es posible que en una oficina con la misma temperatura yo tenga calor pero un compañero o compañera esté pasando frío?

Aquí entra el juego el denominado confort térmico, que no es más que la sensación personal de estar en un ambiente con una temperatura agradable acorde a la actividad que se esté realizando. Es decir, que no se pase ni frío ni calor.

El confort térmico, también conocido como bienestar térmico, es una sensación subjetiva, por lo que no se puede medir ni establecer de manera uniforme para todo el mundo. Depende de muchos factores, algunos genéricos como la temperatura o la humedad relativa, pero otros más personales como la ropa que se lleva puesta o, simplemente, el metabolismo de la persona, su edad, género, o estado de salud.

Así pues, se debe ser consciente que el confort térmico para dos personas nunca será el mismo. De todos los factores de los que depende, la oficina sólo puede controlar algunos, y realizar recomendaciones en otros. Por ejemplo, evitar obligar al uso de corbatas en días calurosos favorece que cada trabajador pueda ajustar su vestimenta con más facilidad para llegar a su confort térmico particular.

Sistemas de climatización: sostenibilidad y ahorro energético

Como ya hemos visto, mantener la temperatura adecuada en la oficina es fundamental, y hacerlo bien depende casi exclusivamente del sistema de climatización utilizado. Uno adecuado permitirá además un ahorro energético considerable a la empresa, así como cumplir los requisitos de sostenibilidad, tan importantes en los tiempos actuales.

Existen cuatro tipos de sistemas de climatización para oficinas:

  • Sistemas aire-aire: los más comunes, utilizan generalmente un líquido o gas refrigerante para absorber el calor del aire y expulsarlo al exterior.
  • Sistemas aire-agua: transfieren el calor del aire al agua, que luego se utiliza para refrigerar o calentar.
  • Sistemas agua-agua: aprovechan la temperatura del agua para climatizar la estancia. Es el utilizado la geotermia o las calderas de toda la vida.
  • Sistemas agua-aire: los emisores transforman la energía gracias a un ventilador e intercambiador que la expulsa.

Normalmente casi todas las oficinas disponen de un sistema aire-aire, generalmente con tecnología VRF o de Caudal Refrigerante Variable. Estos sistemas funcionan con instalaciones exteriores multi-split y es cada unidad interior la que opera de forma independiente e individual en función de la demanda de temperatura.

Se estima que, en una oficina, la climatización supone el 40% del gasto de electricidad, siendo el consumidor más importante, por encima de la iluminación o los equipos informáticos. Es, por tanto, necesario saber elegir el sistema de climatización más adecuado.

No obstante, hay que tener en cuenta que el sistema elegido es sólo una parte del proceso, donde es especialmente relevante tanto el diseño de la red de distribución como los sistemas de instrumentación, medición, programación y control de la temperatura. Por último, la revisión y el mantenimiento del correcto estado de la climatización nos ayudará a mantener en el tiempo el adecuado ahorro energético.

Consejos para establecer y controlar la temperatura en la oficina

  1. Optimización del aislamiento térmico: cortinas que eviten la entrada directa de los rayos solares o asegurarse que ventanas y puertas no sufren fugas térmicas significativas.
  2. Controlar y reducir fuentes de calor internas: en las oficinas, generalmente equipos de oficina y dispositivos informáticos. Se deben apagar estos elementos cuando no estén en uso, y en el caso de fotocopiadoras y equipos multifunción intentar alejarlos de las personas.
  3. Mejorar la distribución del espacio: evitar que los muebles creen barreras al flujo de aire que impidan la distribución correcta de la temperatura por toda la oficina.
  4. Adaptar el uso de ropa: promover vestimenta adecuada en función de la temporada, con un código de vestimenta flexible.
  5. Agrupar empleados en función de su confort térmico: intentar que aquellos con un confort térmico similar estén agrupados y ajustar la temperatura por zonas.
  6. Optimizar la ventilación general de la oficina: correcta instalación de las salidas de aire para que circule de manera uniforme por la oficina o las zonas que deben climatizarse a la misma temperatura.
  7. Uso de termostatos inteligentes y programables: permitir ajustar la temperatura o el flujo de aire en función de la ocupación de ciertas zonas o el horario laboral.
  8. Correcto mantenimiento y revisión de las instalaciones: aseguran que los sistemas se mantienen en perfecto estado. Revisión de filtros y otros sistemas de manera periódica.

Como hemos visto, la temperatura en la oficina es un tema complejo. De media, un 32% de los trabajadores y trabajadoras aseguran que en su oficina no se sienten a la temperatura adecuada, algo que termina afectando a su productividad y, en última instancia, a las cuentas de una empresa. Si quiere poner remedio a sus problemas con la temperatura, no dude en llamarnos.

David Cuerda Montagud

David Cuerda Montagud

Jefe del departamento de obras de CF-Arquitectura, lleva más de 35 años trabajando en el sector de las oficinas.

4 de octubre 2024